Subida a Bulnes pueblo desde Poncebos
Detalles
Subiremos al pueblo de Bulnes desde Poncebos, lugar donde se encuentra el aparcamiento del funicular subterráneo que sube hasta allí y cerca los hoteles Garganta del Cares y Mirador de Cabrales, además de ser punto de partida de más rutas como la del Cares.
Distancia: 9,5 km
Desnivel: 500m
Dificultad: Fácil, por una hermosa senda de montaña
Hay que llevar agua y comida para el camino, algo de abrigo y chubasquero siempre recomendable.
Punto de encuentro.
En la cafetería del Hotel Garganta del Cares a las 11:30 para iniciar ruta. Aparcamiento del funicular cerca.
La ruta
Para llegar a Bulnes deberemos dejar el coche en Poncebos y desde ahí tenemos dos opciones: subir en el funicular o caminando. Este funicular es un tren-cremallera que circula por un túnel horadado en la montaña y que se impulsa gracias a unos cables que tiran de él, empleando 7 minutos en recorrer el trayecto a una velocidad de unos 22km/h.
Parte del mismo lugar que La ruta del Cares, con la que compartiremos unos metros hasta llegar al Puente de la Jaya y desde ahí el camino empieza a picar para arriba para salvar los 400 metros de desnivel hasta Bulnes, llegando a toparnos con pendientes que alcanzan el 18%. Durante todo el recorrido el camino, estrecho, está cubierto de rocas, la gran mayoría pulidas por la meteorología por el paso repetido de vecinos y visitantes, viendo en algunos tramos incluso escalones labrados en la propia roca. Durante toda la subida iremos bordeando Peña Maín, y veremos justo enfrente las impresionantes paredes verticales del Murallón de Amuesa pudiendo vislumbrar en el fondo de la garganta el rio Texu que da nombre al camino.
Al llegar al final del camino este se va allanado, veremos a la izquierda en la cima de un pequeño cerro el primero de los barrios, Bulnes de Arriba, o el Castillo, para un poco más adelante llegar al segundo, Bulnes de Abajo, o la Villa. En este punto estamos situados a 649m en el macizo central de los Picos de Europa y en este lugar viven actualmente unas 22 personas, que sobreviven fundamentalmente de la ganadería y del turismo en temporada estival.
En este lugar podrás sentir como era la vida tradicional, sin ruidos ni coches, escuchando el murmullo del agua y el piar de los pájaros, y respirando el aire más puro que te encontrarás en el Principado. Podrás descubrir un buen número de casas tradicionales asturianas, construidas en piedra, mismo material que se ha empleado para pavimentar sus calles. Tampoco puede faltar en ningún pueblo la casa rectoral, hoy en día en ruinas, ni la capilla consagrada a la Virgen de la Nieves que tiene adosado el cementerio, antiguamente techado, ni la iglesia de San Martín.
No solo el pueblo es bonito, ya que está rodeado por altísimas cumbres que abrazan y protegen tanto al pueblo como a sus habitantes. Callejeando os podéis encontrar también dos de los cuatro molinos que llegaron a existir en Bulnes y que empleaban el agua del rio Texu para moler el grano y convertirlo en harina.
