Sanando al niño que fui.


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Sanando al niño que fui (y que aún permanece en mi interior).
Soy Rosa Sánchez, terapeuta y coordinadora de talleres de Habitar(nos)Madrid desde hace seis años, un espacio para el crecimiento personal basado en las Escenas Matrices de la infancia.
Esta teoría tiene que ver con poder estudiar las escenas de la infancia, sobre todo aquellas donde el niño que fui no fue tratado según su necesidad. Cuando esto ocurre, y no es reconocido en su emoción, el niño se siente herido y en este punto se detiene su crecimiento y queda como pequeño dentro nuestro. En la edad adulta experimentamos situaciones donde nos sentimos como nos sentíamos en aquel momento de la infancia y estas situaciones empiezan a determinar nuestra vida cotidiana cuando reaccionamos de manera desmedida o no podemos reaccionar de forma adecuada. Estos vínculos no son buenos para nosotros, pero no podemos salir de ellos y todo está anudado a estas escenas de la infancia, donde el niño no fue atendido y nosotros no las hemos podido sanar.
¿Cómo trabajamos a ese niño si físicamente ya no está?
Independientemente de la edad que tengamos, todos tenemos situaciones en donde nos sentimos como si fuésemos niños pequeños, actuando con un enojo desproporcionado, una soledad o un miedo que no procede y que no podemos evitar.
Os pongo un ejemplo: Mi paciente se siente mal cada vez que se levanta tarde de la cama estando en casa y no se permite descansar. Si vamos a su infancia podemos observar que sus padres no la permitían descansar cuando era pequeña o levantarse tarde. Este hecho conlleva que a sus hijos tampoco les permita descansar y quedarse hasta tarde en la cama.
Esto genera una Escena Copia en la adultez de sentimiento de culpa cada vez que quiere relajarse y descansar y la escena matriz se convierte en escena copia trasladándoselo también a sus hijos... las famosas mochilas.
Escenas Matrices de la infancia:
Se trata de una situación correspondiente a la infancia de un sujeto vinculada con uno o ambos padres, formando la base nuclear de la escena, aunque en algunos casos nos encontramos también padres/madres ausentes, que han abandonado la familia o fallecido.
Hay otras personas que podrían estar o no en la Escena Matriz, como los hermanos, a veces como testigos de la escena, o como verdugos, o como víctimas junto con el protagonista de la escena.
Igualmente pueden existir agresores que son los responsables de la agresión, aunque la responsabilidad de que esa agresión se llevara a cabo fue de los padres, y salvadores diferentes a los padres, que supieron ver la necesidad del niño. Finalmente, en la escena puede haber padres sustitutos, como los padres adoptivos o familiares que se hicieron cargo del niño.
Pensamos que la infancia se extiende desde la gestación a hasta los 22-24 años y que las Escenas Matrices se van forjando en la infancia, pubertad y adolescencia de cada persona. A partir de esa edad adulta, la estructura ya está formada y serán todo Escenas Copia, donde la persona ya tiene formadas estas heridas de infancia. Si éstas heridas no le permiten llevar una vida saludable, o sea, ser independientes económicamente, físicamente o psicológicamente, sin esperar la validación de los padres... es que algo está anclado en la psique.
El descentramiento en las escenas matrices:
Es crucial poder detectar la sensación de descentramiento cuando sucede una escena matriz, la sensación de mal estar, de perder los nervios, tanto si siento de más y quiero matar al vecino porque nunca me da los buenos días, o por el contrario, no me enojo cuando mi pareja me insulta o me chilla, y no siento nada de enfado o no puedo poner límites ni sentir tristeza, porque no conecto con ella, o no siento que la relación ya ha terminado.
En estas situaciones se me puede estar mostrando algo de mi pasado, donde hay una herida, junto con algo de mi presente, a la vez que emociones no reconocidas, anestesiadas. Nosotros, en las escenas matrices estudiamos todas las emociones, como el enojo que nos ayuda a poner límites, la tristeza en los duelos, el miedo para analizar dónde no tengo los recursos suficientes… Si éstas emociones son rechazadas, anestesiadas y no trabajadas no conectamos con ellas y los vínculos se nos dañan.
El Amor infantil y el AMOR adulto, en mayúsculas. El amor nos enseña con quién queremos estar y que actividad queremos hacer.
En el amor infantil cada vez que la persona siente una emoción desagradable se siente desencontrado y no amoroso.
-No puedo habitar la diferencia y juzgo.
-Por lo tanto, la evito sometiéndome y/o sometiendo al otro.
-O me quedo quejándome todo el rato.
-O me voy y me vinculo con un otro de la misma manera.
-Habitar la diferencia es fundamental, si no amamos como un niño, nos condena a quedar débiles en los vínculos.
-Si no habito el enojo no pongo límites.
-Quedo anestesiado y atrapado, no veo que la relación ha terminado.
En el AMOR adulto me priorizo a mí mismo.
-Así le daré lo mejor de mí al otro, y nos priorizaré a ambos.
-No puedo querer al otro más que a mí.
-No me obligo a estar con el otro.
-No obligo al otro a seguirme.
-Habitar la diferencia no juzgar.
-No necesitar su validación.
-Habitar el desencuentro.
Durante el taller realizaremos EJERCICIOS llevados al cuerpo de Escenas Matriz y de Escenas Copia y terminaremos con una sesión de ruegos y preguntas.
Actividad con un costo de 15 €, que incluye una consumición y que se abonará al llegar al local en metálico. ¿Tienes preguntas?... Pues aquí me tienes: 618 374 930 Ignacio.
Si tienes problemas para apuntarte escríbeme un WhatsApp y te pongo como mi INVITAD@.
ESTO NO ACABA AQUÍ, sino que sigue en la cada vez más popular CENA tras el evento en el local. El restaurante Taste Me TM, donde se celebra la actividad, está en Trafalgar (Chamberí) y tiene fama en el barrio de buen trato y comida, que podremos degustar tras la charla...
ES NECESARIO APUNTARSE PARA ASISTIR. SE RUEGA PUNTUALIDAD.

Sanando al niño que fui.