Panza de burro de Andrea Abreu

Los perros callejeros que deambulan por el barrio obrero del norte de Tenerife, en las Islas Canarias, guardan cierto parecido con los habitantes del lugar: tienen sarna, están en celo y son propensos a meterse en líos. O al menos así le parece a la narradora de 10 años de la novela debut de Andrea Abreu, que está obsesionada con su mejor amiga, Isora.

La novela es una obra lírica ambientada en un barrio obrero de las Islas Canarias: una historia sobre dos chicas que crecen a principios de la década de 2000 y una amistad que se transforma en deseo erótico a lo largo de un caluroso verano.
En lo alto, cerca del volcán del norte de Tenerife, un manto interminable de nubes atrapa a la clase trabajadora en un calor sofocante y opresivo. Lejos de los lujosos complejos turísticos de la isla, dos chicas sueñan con bajar a la playa y escapar de su pueblo sin horizontes. Mientras tanto, pasan los días jugando con sus Gamebois, viendo telenovelas e intentando evitar a los chicos adolescentes.